Y creí volar. (III)

El otro día iba en un avión
y sentí volar.

Y todo se veía desde otra perspectiva.
Y lo grande era en realidad muy pequeño.
Y lo pequeño era realmente diminuto.
Y lo muy alto de repente era muy bajo.
Y Roma se convirtió en Inglaterra.
Y las ruinas en ángeles.
Y volaba.
Y creía volar.
Y por un momento te creí ángel entre tanta ruina,
y no flor.
Y por un momento me sentí entre ángeles
en vez de ruinas.

Perdóname una vez más  por haberme ido,
pero esta vez sin avisar.
Perdóname, pero
sabías que había perdido mi escudo,
y tuve que emigrar para creer encontrarlo.
Para creer que entre ángeles podía protegerme.

Cuando no era así.

Cuando fue peor el remedio que la enfermedad.

Y en vez aterrizar me estrellé.

Y las ruinas volvieron a florecer a causa
de la lluvia que corría por mis mejillas.

Que no era lluvia,
porque la lluvia no es salada,
pero sin embargo esta lo fue.

Que no era el remedio,
era la enfermedad lo que me estaba matando
al fin y al cabo.

Cuando no eran ruinas lo que dejaba atrás,
sino recuerdos.

Cuando no eran los ángeles los que me protegían,
sino tú
diciéndome que todo iba a estar bien.