Sinergia. (VIII)

Y, una tarde, no se te ocurrió otra cosa que preguntarme que porqué era tan fría.

Porque el frío a veces quemaba,
Y, según tú,
Te estaba abrasando.

Siempre te he dicho que aquí el único borde eres tú,
aunque te empeñes en negarlo,
Y decir que que la borde soy yo.

Una mañana, no se te ocurrió otra cosa que preguntarme que porqué aguantaba tanto.

Y no tenía nada que ver con que hubiésemos pasado la noche en vela.

Estabas serio,
Y no había quien te quitara la gran V que se te formaba en la frente.

Fue ahí cuando me di cuenta
de que los recuerdos nos destruyen,
y nos congelan.
Como a nosotros.

Perdóname por ser tan fría, y por terminar de congelar todo lo que toco.
Si soy así, es por que una vez alguien frío me tocó.

Sé que para ti esto solo es una tonta excusa.

Por favor,
Olvidalo.

Olvidalo todo.

Qué importa que sea fría si cuando estoy contigo soy todo lo cálida que puede llegar a ser una persona.

Sinergia.

Me he perdido.
He llegado al punto más frío,
y me he bloqueado.

Por que ya no estas.
Por que esa mañana te fuiste.
Y a lo mejor son los recuerdos de aquella noche los que me congelan.

Qué asco de frío.

No quiero ningún jersey
teniendo tus brazos,
que me abrasan.

Por que no hay dos brazos iguales.

Y entre los tuyos,
entre tus brazos es mi lugar favorito en el mundo.