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27.8.15

Cemento y ladrillo. (VI)

Cuando algo va mal es cuando el resto va bien.

He aprendido que la distancia son solo números.

Que hoy estas aquí y mañana lo mismo ya no te vuelvo a ver.
Que hay sonrisas, y personas, que lo curan todo.
Que no son las palabras las que me han roto, al fin y al cabo, sino la persona que me las ha dicho.

Hubo un día en el que sentí cómo una bola de demolición rompía todo lo que era.
Todo lo que soy.
Y a raíz de ahí nacieron mis ruinas.
Las ruinas con las que me despierto diariamente. Y les sonrío.
Y cojo cemento y ladrillo y las intento construir de nuevo.
Aun sabiendo que no tienen arreglo.
Aun sabiendo que vendrá otra bola a destruirlo todo.
Aun sabiendo que los cimientos no son sólidos para construir aún.

He sido demolida, auto-recontruida y demolida de nuevo.
Y lo único que he aprendido es a barrer  todo lo roto y regar todo lo nuevo que crece cada día en mi.

Creé tal fortaleza que pensaba que era inmune a las guerras.
Que no habría más batallas.
Pero una vez más me equivocaba.
Porque nadie es inmune a ellas.
Porque todos tenemos que aprender algo y no pueden simplemente  desaparecer.

Porque al fin y al cabo es lo que nos hace fuertes.

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