Como que me llames
un jueves.
Porque echas de menos
mis rodillas
y
me acusas de
roba-corazones,
el lunes siguiente,
porque
según
tú
esa misma mañana,
al marcharme,
me lo lleve todo,
y
te dejé
sin nada.
Tan solo un hueco
en el pecho la cama
y
unos cuantos recuerdos
de los días
anteriores.
《¿Y a quién le gusta recordar
Un momento feliz,
pero que le llene de tristeza?》
Me repites,
y yo
una vez más
te respondo
que no soy tristeza
para llenarte
-o irme
dejandote nada-
una vez más.
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