Qué tristeza la mía la de no poder abrazarte,
Qué tristeza la mía intentar recordar tu voz cuando se está apagando dentro de mi.
Qué tristeza cuando fueron tus ojos los que me encendieron.
Qué tristeza la mía intentar recordar tu voz cuando se está apagando dentro de mi.
Qué tristeza cuando fueron tus ojos los que me encendieron.
Ya hace más de un año que no te veo.
Que no te escucho.
Que no te escucho.
Ya no recuerdo qué se sentía cuando llamabas por las mañanas a casa,
O los viernes por la noche,
Para ver qué hacía al día siguiente, o si podías venir a pasar la noche.
O los viernes por la noche,
Para ver qué hacía al día siguiente, o si podías venir a pasar la noche.
No quiero despertarme otra noche e irme a dormir por la mañana,
sabiendo que tú eres el causante de mis insomnios.
No quiero que la luz se convierta en mi oscuridad mientras tú pases a ser mi luz.
No quiero más luces que me arrastren a las derivas de la oscuridad.
sabiendo que tú eres el causante de mis insomnios.
No quiero que la luz se convierta en mi oscuridad mientras tú pases a ser mi luz.
No quiero más luces que me arrastren a las derivas de la oscuridad.
O a las de llorar en tu hombro hasta quedar dormida.
Pero ya no.
Me he dado cuenta que lo único que me causas es dolor.
Que sí, que la culpa fue mía.
Y que no debía de haberme rendido cuando más nos necesitábamos.
Pero nadie es perfecto.
Y
déjame corregirte cuando dices que yo lo soy.
Pero no es así.
Y
déjame corregirte cuando dices que yo lo soy.
Pero no es así.
Siempre afirmabas tener la razón,
pero una vez más no fue así.
Nadie es perfecto.
pero una vez más no fue así.
Nadie es perfecto.
Déjame recordarte lo estúpida que fui, y lo estúpida que soy ahora por lamentarme de haberme intentado proteger.
Fueron tantas las ruinas, que terminamos cortando nos a su vez.
Porque no todos los caminos llegan a casa.
Porque una vez más el miedo me ganó la batalla.
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